jueves, 27 de diciembre de 2018

Esperanza contra esperanza

“El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de mucha gente, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”. Romanos 4:18

Todos los seres humanos tenemos deseos y sueños personales y profundos. Anhelamos en nuestro corazón alcanzar nuestra propia realización, el éxito, las condiciones estables de vida tales como: Salud, familia, casa, economía, estabilidad laboral, entre otros. Para alcanzarlas, todos buscamos una plataforma ideal o condiciones básicas que aseguren tales deseos. Si estoy joven, lleno de salud, o tengo una profesión ganando un buen salario y encuentro una mujer a quien amo y tiene condiciones favorables de vida, o tengo suficiente apoyo de otras personas que me ayudaría a mis propósitos, entonces “de seguro” alcanzaré el éxito en la vida. En el caso particular de Abram, se le pide que deje todas estas comodidades y garantías (Génesis 12:1-3). Yahwé, el Dios Creador de los cielos y la tierra, le ofrece bendecirlo grandemente y se constituye en el garante para el cumplimiento de tales bendiciones: Le ofrece convertir su generación familiar en una nación grande y, por naturaleza, declararlo “bendito” y llenar de favores a quienes también lo bendigan. Y por esta razón, Abram tendrá un nuevo nombre, Abraham: “Padre de muchedumbres”. Al parecer, el padre de la fe tenía 75 años de edad cuando recibió esta promesa (Génesis 12:4), edad para la época muy razonable, pero limitado. Sin embargo, al llegar a la edad de 100 años, las condiciones para que se cumpla esta promesa se diluyen gravemente. Está “viejo”, y su mujer también es de edad avanzada, y peor, estéril. Al parecer, todas las condiciones humanas son “contrarias” a una verdadera esperanza. Hoy en día me pregunto, si alguien de 100 años podría tener todo el ánimo y confianza para conseguir trabajo, o tener hijos, o pensar en levantar una gran empresa, o terminar una carrera soñada…

¿No le parece que las circunstancias son “contra esperanza”? Sin embargo, el gran apóstol Pablo recalca: “él creyó” (Romanos 4:3-4,17-22). Tuvo plena convicción de que Yahwé es Dios vivo y verdadero. Su deseo del corazón se fundamentó en la promesa divina para su vida. Sin importar la adversidad de las circunstancias, y aún el tiempo transcurrido, pues pasó 25 años sin ver el cumplimiento de lo prometido. Efectivamente, Dios cumplió, le concedió descendencia, y hoy por hoy, somos testigos que el pueblo de Israel es en número, como el número de las estrellas, existen en todo el mundo, entre todos los pueblos. ¡Qué maravilloso!

Si acoges una promesa de Dios para tu vida, ten por seguro que así será. Dios jamás se atrasa ni se adelante. Las cosas suceden y llegan en el momento oportuno, cuando realmente lo necesitas y, no necesariamente cuando lo esperas. Pero para alcanzarlo, solo debes “creer”, y esto significa que no permitas que alguna duda entre en tu mente y corazón (Santiago 1:6). Establece todo el deseo y confianza en tu corazón. Enfócate, no en las circunstancias humanas que te rodean, si no, en el Dios de las bendiciones eternas. Jeremías 29:1: “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo”.
Dawn Harris


viernes, 30 de noviembre de 2018

Yo te doy gracias



A Dios por ser el Único que es fiel en cualquier momento de nuestra vida

// Por tu amor que nunca me falta... 
// Por darme la vida, la sanidad y el entendimiento...
// Por mi familia donde se revela tu gracia y misericordia... 
// Porque tu sanas nuestras enfermedades...
// Porque siempre me sustentas...
// Porque eres real en mi vida...
// Porque tú eres el mismo y no cambias...
// Porque tu perdón es infinito...
// Porque nos diste a Jesús como el único Salvador..
// Por tu infinita misericordia..
.. 
Pr. Roque Puell López Lavalle

miércoles, 17 de octubre de 2018

Liberación total


Al estudiar detenidamente la experiencia de la liberación del pueblo de Israel, nos damos cuenta que fue una liberación total: fueron libres espiritual, física y económicamente.


Liberación Espiritual.- Recordemos que antes de la liberación, los israelitas estaban cansados, frustrados, amargados y oprimidos. No tenían notas de alabanza ni cánticos en sus bocas, sino lamento, angustia y aflicción de espíritu; pero en el capitulo 15 de Éxodo, se ve una fotografía espiritual totalmente diferente, al otro lado del mar; libres de sus enemigos, de temores, de servidumbre, y libres de la opresión; se desbordan en un poderoso cántico, que expresaba el gozo y el éxtasis espiritual en la presencia de Dios (Éxodo 15:1-8). Cuando conocemos el mensaje de salvación y rendimos nuestra vida al Señor; la primera dimensión en la que somos libres es en nuestro espíritu. Es por eso que empezamos a percibir y a disfrutar la presencia de Dios; es por eso que nacen notas de alabanza, adoración y comunión con Dios. Pablo dice: El que se une al Señor, un espíritu es con El. 1 Corintios 6:17. Donde está el  En este texto encontramos una promesa muy grande que fue el resultado de la liberación total: La sanidad física... porque yo soy Jehová tu sanador Éxodo 15:26b. A partir de esta promesa, el pueblo conoció a Dios no solo como el Salvador de sus almas, sino también como el sanador de sus cuerpos. Así como el pueblo experimentó la sanidad como parte de la obra completa de la salvación de igual manera nuestro Señor Jesucristo en la cruz, no solo redimió nuestra alma de la maldición del pecado sino también nuestro cuerpo de la maldición de la enfermedad. El profeta Isaías dice: Por sus llagas fuimos nosotros curados. Isaías 53:5, Sal. 103:3. Todo el Nuevo Testamento, especialmente los cuatro Evangelios y el Libro de lo Hechos de los Apóstoles, nos dan claro testimonio de esta doctrina.

Liberación Económica.- Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios... Y subieron con ovejas y muchísimos ganados. Éxodo 12:36-38. Dios no quería tener un pueblo con libertad espiritual y física solamente sino también próspero en la vida económica. Este principio lo vemos desde mucho antes en la vida de Abraham, Isaac, Jacob y José. Dios tiene mucho interés en nuestra bendición y prosperidad económica. Si bien es cierto que quien se entrega de corazón al Evangelio no lo hace por conseguir dinero, el Señor lo levanta en esta área de su vida. Individuos, familias, pueblos y naciones, han sido levantados de la ruina y miseria económica, gracias al poder del Evangelio que no solo salva el alma, sino que redime y realiza la totalidad de nuestra vida. No quiero decir con esto, que sea un defensor de la llamada teología de la prosperidad, la cual hace énfasis solo en la abundancia, olvidando la otra faceta del Evangelio que nos implica muchas veces negarnos a nosotros mismos, pruebas, sufrimientos y aun algunas crisis en la vida económica. Así como la sanidad del cuerpo esta condicionada a: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto de delante de sus ojos, igualmente la prosperidad económica tiene principios de las cuales me gustaría compartir algunos, aunque este no sea un tratado de mayordomía:

- Ser un buen trabajador. Esto es, concebir el trabajo como un mandamiento, privilegio y bendición (Génesis. 2: 8-19; Éxodo 20:9; 1 Tesalonicenses 4:11; 2 Tesalonicenses 3:10) No hay promesa de Dios para el perezoso y holgazán. 

- Ser un buen diezmador. El diezmo es la llave que abre o cierra la bendición económica sobre nuestra vida (Malaquias 3:10-11; Proverbios 3:9-10). 

- Un buen administrador. Esto es, saber manejar y cuidar cada bien material que el Señor deposita en nuestras manos. Si usted desea ver un típico cuadro de mala administración, lea Proverbios 24:30-34.

Entre muchos ejemplos bíblicos de buena administración, me llama mucho la atención el de José, como gobernador de Egipto (Génesis 41:48-49) Si faltare cualquiera de estos principios básicos, nuestra economía no estará en bendición. Ahora, si usted es un buen trabajador, un buen administrador, y un buen diezmador, y esta pasando por un momento difícil, no se desespere, no desmaye; pues Dios abrirá una puerta de bendición, ya que El premia a todo aquel que le es fiel. (3 Juan 2) ¡Gloria a Dios por habernos dado libertad espiritual, física y económica!
                                                                                                                                                        Tomado del Internet


martes, 11 de septiembre de 2018

Las Religiones (Reflexión)

La historia de las religiones es un tema fascinante. En el albor mismo de la historia —o de la prehistoria— el ser humano se preguntaba por su origen, por su destino, por la vida y la muerte, por su vulnerabilidad ante los fenómenos de la naturaleza y las enfermedades. Preguntas nada fáciles para un conocimiento entonces muy limitado, un intelecto en ciernes, pero no por eso menos inquisitivo y curioso. El instinto fundamental de supervivencia hacía que los seres humanos buscaran respuestas a sus interrogantes existenciales. Surgieron así las primeras conjeturas con respecto a todo. Así mismo surgieron los mitos y leyendas, que son narraciones fabulosas e imaginarias que intentan dar una explicación no racional a la realidad inexplicable.

Recuerdo cuando estaba en mis primeros años de la primaria, lo fascinante que me parecía la leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo saliendo de las espumas del lago Titicaca para fundar el Imperio de los Incas. En el primer año de mi educación secundaria en el curso de Historia Universal, me atraían mucho las religiones de las primeras culturas de la Mesopotamia. Los conceptos de monoteísmo, politeísmo y panteísmo empezaron a llamar mi atención y a formar mis primeros conceptos teológicos. Entonces llevábamos el curso de Historia Universal por cuatro horas a la semana, aparte de Historia del Perú y de Geografía, que también se llevaban por otras cuatro horas semanales cada una, haciendo un total de dieciséis horas semanales de lo que hoy llaman Ciencias Sociales. No sé si se dicta por todo ese tiempo. Así mismo empecé a sentir mi primer orgullo arrogante sobre mi religión “monoteísta” y un poco disimulado desprecio por los “paganos”, que incluía también a los católicos romanos que siendo cristianos y monoteístas, adoraban a los santos y las imágenes.

En Historia del Perú en el segundo año de secundaria, estudiamos sobre la religión en la época de la Colonia. Con horror me di cuenta que algo andaba mal con la religión humana. La “Santa” Inquisición me horrorizó terriblemente. Y a partir de entonces fue muy duro descubrir que los peores horrores y crímenes de lesa humanidad las han cometido casi todas, si no todas, las religiones del mundo. Sanguinarias y atroces guerras en nombre de Dios o de los dioses. Y es aun más increíble que hoy en día, todavía se siga persiguiendo, torturando y matando en nombre de la religión o de un dios.  ¿Cómo entender que esas creencias obtusas puedan dominar el pensamiento de un ser humano y la idiosincrasia de todo un pueblo? ¿Qué hay en la religión que puede cautivar y mantener prisioneras a millones de mentes que podrían vivir en libertad, confraternidad y tolerancia? ¿Acaso toda esas energía mental-espiritual usada para fanatizar y odiarse entre si no podría usarse mejor buscando entre todos la tan anhelada paz y justicia para toda la humanidad? ¿Por qué no poder creer y expresar con libertad lo que creo y siento y al mismo tiempo respetar lo que los demás creen y sienten? ¿Qué derecho tengo yo a imponer mis creencias por la fuerza, a otros que no creen como yo?

Pero tal vez la pregunta que más atrae mi curiosidad es, ¿Cómo es que millones de seres pensantes en el mundo, con un maravilloso cerebro capaz de descubrir sofisticadas leyes naturales que puestas en marcha han traído tanto adelanto a la humanidad, pueda dejarse dominar por ideas obtusas sobre Dios y el destino humano? ¿Cómo es que tantos seres humanos pueden llegar al fanatismo, y creer horrorosas ideas sobre torturas infinitas, y premios inefables por matar en nombre de Dios? ¿Cómo pueden decir que el amor de Dios es inconmensurable, infinito y eterno, y a la vuelta de la esquina creer ese que mismo Dios te puede condenar y torturar por la eternidad? ¿Solo porque un ser humano finito, no pudo comprender una mente non plus ultra superior?  Todo esto nos lleva a una pregunta primordial, ¿Es mala la religión? No me extraña que mentes brillantes de filósofos, científicos y humanistas digan que sí. La historia del cristianismo es en parte detestable como la de otras religiones.

Pero la religión sin las desviaciones que los religiosos le han impreso fue y es un apoyo saludable para la humanidad. Con la expresa aclaración, que Dios es una cosa y la religión es otra. Los seres humanos tenemos aun muchísimas preguntas sobre la existencia, el ser, la vida, el futuro, la muerte, etc., etc. Además, no se puede negar que el sentido de espiritualidad que tenemos y la necesidad de expresar nuestra fe son factores reales en nuestro ser. Pero reglamentar y dogmatizar todo eso es religión, y expresarlo libremente es espiritualidad.

La religión entendida como un sistema de creencias, cosmovisiones relacionadas con la humanidad y con valores morales, impregnada de la cultura de un pueblo, ha servido y sirve para guiar y dar identidad a los pueblos. Cada religión con sus símbolos, tradiciones, historias sagradas, le dan sentido a la vida de los creyentes y al origen del universo.

Se dice que hay en el mundo más o menos 4,200 religiones. En realidad me extraña que no haya 7 mil millones de religiones. ¿Por qué digo esto? Porque la espiritualidad de cada ser humano es única, como lo es la propia personalidad de cada quien. Cómo yo entiendo a Dios y me relaciono con El, no tiene que ser la forma de entenderlo de todos ustedes: Así como cada uno de nuestros hijos e hijas tienen una personalidad diferente, aunque pueden parecerse mucho entre ellos por los genes, el entorno familiar y social, así mismo deberían ser la religiones: una gran familia unida por intereses y entendimientos espirituales parecidos, pero nunca iguales. Unidos, pero no uniformados; y mucho menos a la fuerza.

¿Dónde y cuándo falla la religión? La respuesta escribe miles y miles de páginas de la historia y no pocas con sangre. Pero tiene un origen y una esencia: la condición humana. Como Pastor, amante de Dios, de la teología y del humanismo, repito una y otra vez el adagio, “Una buena idea crea un movimiento, el movimiento crea un organización, la organización mata la buena idea.

En el principio de la historia de toda religión hubo la necesidad de reunirse en comunidad para expresar la fe común y también las dudas comunes, y para adorar al Creador de todo. Esa era la buena idea. Esta buena idea puso en movimiento la fe y la espiritualidad reverente de cada quien. Movidos por esa buena idea hubo necesidad de organizarse. Aquí se puso en peligro la buena idea y el movimiento que generó. Pero de todas maneras surgió la organización y la religión se echó a perder.

El liderazgo religioso pronto descubrió lo manipulable que era la gente a través de la fe y el poder que ésta les daba: Así se corrompió el sacerdocio, que pronto se convirtió en una clase social aliada al poder, con muchos derechos y privilegios preferenciales. En el Perú el cardenal y todos los obispos romanos reciben un sueldo del Estado equivalente a la de un ministro, o sea de nuestros impuestos. Nos obligan a pagar aun a los que no somos católicos romanos. En la mayoría de las religiones el mismo rey, o cacique, o jefe de la tribu era el gobernante supremo y el sumo sacerdote a la vez. Es interesante que hoy en día, siglo XXI, la reina de Inglaterra sea Jefe de la iglesia Anglicana en Inglaterra y Jefe de la iglesia Presbiteriana en Escocia. Jerárquicamente ella está por encima de las máximas autoridades de esas iglesias y las nombre a dedo.

La manipulación sacerdotal llegó a hacer creer a la gente que todos tenían que aceptar a ciegas lo que decía el sacerdote y que sin él no podía haber comunicación con Dios. Se desterró la unidad en la fe para imponer la uniformidad por el poder, para que nadie desafiara la autoridad totalitaria de los gobernantes ya sean políticos o eclesiásticos. Algo aberrante y contra la autentica espiritualidad que debe ser siempre libre y basada en el supremo bien y respeto a los demás. ¿Qué o quién es un sacerdote? La palabra sacerdote viene del latín “sacerdos” o “sacerdotis”, que quiere decir encargado de hacer cosas sagradas. El ejercicio del sacerdocio subyace en la idea de que los seres humanos estamos separados de Dios por el pecado, y por lo tanto no podemos acceder directamente a Él. Es necesario para ello un sacerdote quien hace básicamente dos cosas: oficia los ritos sagrados y media entre Dios y el pueblo. Esta es la naturaleza fundamental de un auténtico sacerdocio: servir a Dios y al pueblo. Pero como ya hemos dicho, con el tiempo y por la condición humana el sacerdocio se corrompe. La casta sacerdotal ya no es pastoral sino todo lo contrario, en vez de servir al rebaño se sirve de él. ¿Alguna diferencia con los políticos y muchos religiosos de hoy? Ninguna.

Cristo abolió el sacerdocio constituyéndose El mismo sumo sacerdote de toda la humanidad, por voluntad del Padre y por lo que cumplió en los días de su vida en la tierra. El es un sacerdote autentico porque pasó la prueba de humildad, servicio y pureza para ser el intercesor de la humanidad ante Dios. En El se cumple a cabalidad Isaías 53 y sería bueno leerlo una y otra vez y luego leer la Carta a los Hebreos para entender por qué Cristo es nuestro sumo sacerdote, El, solo El y nadie más que El. En cumpliendo ese sacerdocio que le encomendó Dios, dice la carta a los Hebreos, “en los días de su vida terrena [Cristo] ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente.” Porque el verdadero sacerdote suplica, no condena; intercede, no asusta; amonesta con amor, no excomulga ni separa. Él mismo siendo quien era, le dio la Comunión al mismísimo Judas, sabiendo que lo iba a traicionar.  Los sacerdotes de su tiempo no lo entendieron y fueron los autores intelectuales de su crucifixión. Su nueva forma de entender las Escrituras era peligrosa porque desafiaba los dogmas de la religión establecida; actuaba con un increíble sentido de inclusión, cosa que los sacerdotes de su tiempo no practicaban ni por asomo. Aunque la palabrita—inclusión—no fue expresada por El, pero los religiosos conservadores y fundamentalistas de su época le tenían terror porque Él se juntaba—incluía, no excluía—con todos y todas los que la religión descalificaba y excluía.

Jesús era de la tribu de Judá, no de la de Leví de donde venían por exclusividad lo sacerdotes del Antiguo Testamento Siendo que la necesidad de sacerdote implica la imperfección humana, y por eso la necesidad de un mediador, llama fuertemente mi atención que Jesús de Nazareth se declare así mismo de la siguiente manera:La Luz del mundo, La Puerta, El buen Pastor, La Resurrección y la Vida, El Camino, la Verdad y la Vida  y La vid verdadera.

Si no viéramos en los evangelios Su vida entregada en amor por la humanidad, si no lo viéramos desafiando a la religión establecida y condenando la injusticia de los gobernantes de su época, si no le viéramos tocando y juntándose con los intocables, todas esas declaraciones sobre si mismo nos parecerían una locura arrogante. Pero el sacerdocio de Cristo tiene una singularidad más. En el sacerdocio del Antiguo Testamento, el sumo sacerdote presentaba la ofrenda por la expiación por todo el pueblo, solo una vez al año, llevando la sangre del cordero sacrificado al altar de la expiación. Cristo lleva su propia sangre directamente a Dios, convirtiéndose así no solo en el único Sumo Sacerdote de toda la humanidad, antes y después de Él, sino que también el mismo es el Cordero del sacrificio. Pero este Cordero no era un animal, irracional, que no sabía lo que estaban haciendo con él en el momento de sacrificarlo. Este es el Cordero que Dios provee para la verdadera reconciliación de Dios con el ser humano. Por eso la Biblia dice: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la mesa del Señor”.

Esta es la verdad de Dios en Cristo. Esto puede parecer religión, pero no lo es. Porque no hay condicionamientos ni exclusividades. La iglesia, en tanto humana, ha contaminado las verdades de Cristo con enseñanzas antojadizas, dogmas fuera de lugar, reglas exclusivistas y muchas otras enseñanzas.  Por lo tanto la iglesia es un medio para conocer a Dios y no un fin en sí misma. No es la religión que te salva, sino Cristo quien murió en la cruz por ti y por mí hace 2000 años. Si le aceptares con todo tu corazón y te arrepintieras de tus pecados serás salvo por toda la eternidad. No lo dice el hombre sino su Palabra que es la Biblia.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.  Juan. 3:16, 17.

Anónimo

jueves, 23 de agosto de 2018

El cerebro



¿Utilizamos sólo una pequeña parte de nuestro cerebro? 


La creencia muy popularizada de que los humanos sólo utilizamos del 10 al 20% de nuestro cerebro se le atribuye a Albert Einstein. Es una de las afirmaciones utilizadas para reclutar personas para la secta de la ‘Cienciología’. Es también favorita entre los gurús del ‘pensamiento positivo’ de la Nueva Era. La razón por la cual es aceptada ampliamente puede ser debida a que el popular libro de Dale Carnegie How to Win Friends and Influence People (Cómo ganar amigos e influir en la gente) afirmaba que la mayoría de las personas sólo utilizan el 15% de sus cerebros: un ‘hecho’ que probablemente no tiene mucho fundamento. (1)

Han habido muchos avances recientes en las técnicas de investigación cerebral, incluyendo sofisticados escaneos. Sin embargo, aún no sabemos mucho de cómo funciona el cerebro en general. No sabemos casi nada sobre cómo procesa la información. 

Lo que sí sabemos es que ciertas actividades se originan en la corteza cerebral, y que ciertas memorias se almacenan allí. Pero no sabemos dónde y cómo se almacenan, ni cómo podemos traer a la memoria nuestros recuerdos, ni cómo podemos producir nuevas ideas. Lo poco que sabemos nos ha llegado mediante el estudio de personas cuyos cerebros han sido dañados por accidentes, trombosis o tumores.

De manera que esta creencia tan popular simplemente está equivocada. Si fuera cierta, las cosas que dañan el cerebro no tendrían consecuencias tan drásticas para nuestra capacidad de pensar, hablar, y recordar. 

Si comparamos al cerebro con una computadora, el ‘hardware’ o la máquina en sí, está ahí, lista para procesar los programas sencillos o complejos que se le den, que pueden variar. Ninguna computadora utiliza todos sus circuitos de procesamiento al mismo tiempo, en nuestro cerebro, eso sería como un grave ataque epiléptico.

Cuando los investigadores en los años 60 comenzaron a asignar ciertas zonas para ciertas funciones, otras continuaron siendo desconocidas, lo cual puede haber afianzado el mito.

Pero en los años 20, unos experimentos con ratones habían ya demostrado que cualquier eliminación de tejido cerebral ocasionaba una pérdida funcional. Se les enseñaba a los ratones tareas sencillas (como pasar a través de un laberinto) y, a continuación se les quitaba una porción de su corteza cerebral. Los resultados indicaron que ‘la memoria se almacenaban en toda la corteza y no en un lugar preciso: cuánto más corteza se eliminaba, peor actuaban los ratones.

¿Creía pues, el mito Albert Einstein? De hecho, pudo haberlo utilizado como una respuesta cínica cuando un periodista le preguntó que ‘por qué era más listo que otras personas’1.

Muchos pacientes con un bloqueo en el flujo del fluido cerebral (hidrocefalia), en quienes el cerebro en desarrollo se comprimió lentamente hasta convertirse en una hoja fina, han demostrado tener una inteligencia normal o superior. Uno inclusive obtuvo un título superior en matemáticas, ¡a pesar de que su cerebro se había comprimido desde su espesor normal de 45 mm. a 1 mm de promedio! Lejos de mostrar que no utilizamos la mayor parte del cerebro, estas cifras indican que el cerebro en desarrollo tiene una capacidad tremenda para compensar la lenta invasión de un problema neurológico.

Nuestros cerebros han sido realmente diseñados con una asombrosa capacidad compensatoria. Tras una trombosis, algo de la función perdida puede ser tomada por otras porciones intactas. Asimismo la región del cerebro relacionada con el control de cierta función, como la mano por ejemplo, se desarrolla más al aprender por ejemplo a tocar la guitarra. Otro ejemplo es con las personas que se quedan ciegas, en quienes el sentido del tacto mejora grandemente para compensar.

¿Por qué deberían las mutaciones casuales, acompañadas de la selección natural, favorecer el desarrollo de un tacto exquisito en las personas ciegas? La mayoría de las cegueras ocurren mucho después de los años fértiles, de manera que, desde un punto de vista darwinista, tales características de diseño tan ‘compasivas’, útiles sólo en el caso de una desgracia, son difíciles de explicar. Tiene sentido desde el punto de vista Creacionista, en un cuerpo diseñado por un Creador inteligente para valerse en un mundo caído. Nuestro cerebro es lo más complejo que hay en el universo. 

La próxima vez que oiga a alguien citar el mito urbano acerca de ‘usar sólo el 10% (o el 20%) de nuestro cerebro’, pregúntales cómo lo saben. ¿Cómo se calibró o midió esto? Por supuesto que no lo ha sido todavía. Podría ser una manera útil de hacerles pensar críticamente acerca de otras cosas (como la evolución) que se nos ha enseñado como ‘verdad’.

Carl Wieland

Nota: 
1 ‘Brain drain’, New Scientist 160 (2165-6-7):85-86, 19-26 diciembre, 1988- 2 enero 1999. 





martes, 29 de mayo de 2018

El Dios que nos perdona


“De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo. Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado.” Salmo 130:1-4

Es fácil caer en la trampa de pensar en Dios como un policía demasiado celoso  de su tarea, que se goza cuando encuentra a alguien haciendo una cosa mala y se complace en castigarlo por su error. Algunos viven las agonías del infierno, sufriendo por adelantado lo que sienten que es el castigo que merece su equivocación. Otros piensan que Dios se ofende con nuestros pecados; al pedirle perdón, él se cruza de brazos y se niega a dárnoslo, según esa forma de pensar. Esas falsas imágenes de Dios nos impiden llevarle nuestros problemas y recibir su ayuda para poder soportarlas.Según la imagen que presenta la Biblia, Dios está esperando que nos dirijamos hacia él para pedirle su perdón

Perdonar a los demás

Es difícil hacerlo, pero Dios es paciente con nuestras indecisiones. Una vez que hemos experimentado el perdón de Dios, el deseo de vengarnos y de tener resentimientos, comenzará a ser menos atractivo.

Si realmente hemos recibido el perdón de Dios, entonces ya no tendremos el mismo anhelo de buscar venganza ni guardar rencor. Perdonar a los demás puede resultar muy duro, especialmente cuando nos damos cuenta que el haber estado criticando a los otros nos ayudaba a pasar por alto nuestras propias fallas. Pero  ahora podemos vivir como quienes han sido beneficiados por la generosidad de Dios.

De este modo, podemos ser generosos en nuestras relaciones, libres del afán de coleccionar las cosas malas que nos hayan hecho y acordarnos de ellas.

Compilado