lunes, 3 de julio de 2023

Longino

 

San Longinos o Longino de Cesarea fue, según algunas tradiciones cristianas, el soldado romano que traspasó el costado del cuerpo de Jesús con su lanza, conocida como la Santa Lanza. El individuo no tiene nombre en los evangelios que relatan el hecho, pero suele identificarse con el centurión que, ante la muerte de Jesús, exclamara: “En verdad este era el Hijo de Dios”. La historia de Longino se originó en la Baja Antigüedad y el Medievo al agregar datos sobre su vida, su nacimiento en Lanciano (Italia), su conversión al cristianismo y su muerte, hasta llegar a ser considerado un santo por la Iglesia católica y otras comuniones cristianas.

Orígenes del hecho histórico

El Evangelio según Juan menciona que un soldado romano de nombre desconocido, entre los encargados por Pilato de la crucifixión de Jesús, clavó una lanza en el pecho del ajusticiado con el propósito, quizás, de confirmar su deceso. En efecto, en tanto que a los otros dos condenados se les quebraron las piernas para asegurar que muriesen, Jesús ya había muerto, por lo cual “uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y, al instante, salió sangre y agua” (Jn. 19:34 versión Reina Valera 1960). Los evangelios sinópticos no registran este suceso, ni los apócrifos más antiguos que se conservan, si bien se menciona a un centurión que comenta el carácter de hijo de Dios del crucificado.

En el escrito apócrifo denominado Evangelio de Nicodemo, unido a las (también apócrifas) Actas de Pilato, aparece por primera vez el nombre de Longino. Sobre el tema, la escritora Sabina Baring Gould comenta: “El nombre de Longino no aparece en autores griegos anteriores al Patriarca Germano, en 715”.  Es casi seguro que el nombre es una latinización del griego λόγχη (lonjé), palabra usada por el texto de Juan, y apareció por primera vez en un manuscrito iluminado de la Crucifixión detrás de un lancero. Esta versión siríaca del Evangelio según Juan ilustrada por un tal Rabulas data de 586 y se conserva en la Biblioteca Laurenciana de Florencia; allí se lee en letras griegas la palabra Longinos escrita tal vez en la misma época en que se realizó la figura.

Versiones posteriores de la leyenda de Longino aseguran que no tenía buena visión y que empezó a ver perfectamente al contacto con la sangre del Salvador. También dicen que ayudó a lavar el cuerpo de Jesús después del descenso de la cruz.

El destino de Longino no es seguro, pero fue venerado como mártir. Se ha fijado su muerte en Gabbala (Capadocia). Su cuerpo pasaba por ser hallado en Mantua (Italia) en 1303, junto a la Santa Esponja empapada de la sangre de Cristo. Se le atribuía, extendiendo su papel en el Gólgota, el acercar la esponja a los labios sedientos del Redentor. La reliquia favoreció su culto en el siglo xiii, enlazándose a los romances del Grial y tradiciones locales de milagros eucarísticos. Se erigió una capilla consagrada a San Longino y la Santa Sangre en la iglesia del monasterio benedictino de Santa Andrea, bajo el patronato de los Bonacolsi.4​5​ En cuanto a las reliquias, se dividieron entre diversos lugares de Europa, Praga entre ellos, y el cuerpo se llevó a la basílica de San Agustín, en Roma.6​ Sin embargo, también en Cerdeña se creía poseer el cuerpo del centurión romano que confesara la divinidad de Jesús.

En la Edad Media y en tiempos posteriores, la lanza de Longino fue un objeto de profundo interés. Se la relacionó con las leyendas del Santo Grial y se especuló con sus poderes ocultos; por ello, algunos la llamaron La lanza del destino.

Wikipedia