«Pídeme
y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está
por venir» (Jer 33:3 NTV).
Recuerdo la vez cuando un
hermano me pregunto si yo sabía el número de teléfono de Dios, y le respondí
que no. Entonces me dijo: —Jeremías 33:3. Me pareció muy simpática la
comparación que hizo de esta maravillosa promesa con el móvil de Dios. Pero, ¿A
qué se refiere Dios con esas «cosas grandes y ocultas» que va a revelar? Bueno,
analicemos el pasaje:
1. Dios sanará las heridas de Jerusalén y les dará a sus habitantes prosperidad y verdadera paz.
2. Dios
restablecerá el bienestar de Judá e Israel y reconstruirá sus ciudades.
3. Dios limpiará sus pecados y perdonará sus
rebeliones.
4. Dios recibirá gozo, gloria y honra en Jerusalén, por el bien que hace por ellos ante el asombro de propios y extraños.
5. Dios hará que en las calles se oiga otra vez la risa de la gente y que los novios entonen canciones alegres junto a los que traen ofrendas de gratitud.
6. Dios restaurará la prosperidad de la tierra a
como era en el pasado y más.
7. Dios levantará un descendiente justo del linaje de David, y Judá será salvo y Jerusalén vivirá segura.
Así que, Dios hará todas
estas cosas «maravillosas y secretas» con su pueblo, cuando nadie lo espere, en
medio de las circunstancias más adversas y de los problemas más terribles. El
que clame a Dios no vivirá en tinieblas y sin esperanza, porque Dios le
revelará sus «secretos sorprendentes»: Dios conoce los planes que tiene
preparado para su pueblo, planes de bien y de bendición, nunca de mal.
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